Sexto año Instituto Marista D-87
“AMERICA LATINA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX”
1.
Lectura y análisis del material (fotocopias páginas
1-5).
2.
Realiza un esquema conceptual sobre la
situación económica, social y política de Latinoamérica.
3.
Lee y analiza, luego responde las consignas:
Artículo de
Roberto A. Follari en El Historiador: “La falacia de la democracia parlamentaria
como modelo irrebasable”
El del populismo
es un tema complejo […]
Una de
las cuestiones a plantear es por qué el populismo “vuelve” siempre en
Latinoamérica, aun cuando muchos creíamos que las condiciones que lo habían
posibilitado están agotadas. Ya sin espacio para burguesías nacionales
relativamente autónomas, o para un mercado interno que pudiera protegerse del
librecambio internacionalizado, parecía que las bases económicas para el
populismo ya no existían.
Pero
evidentemente, el fenómeno populista no es sólo económico, o no es sólo la
superestructura política de una cierta específica condición económica. En ello,
E.Laclau ha mostrado tener cierta razón: si bien él ha llevado demasiado lejos
la comprensión de la política como fenómeno puramente discursivo, muestra
convincentemente que lo político no puede ser reducido a lo económico. El
populismo sigue entre nosotros –o vuelve en nuevo formato- aun cuando las
condiciones económicas son muy otras que aquellas en las cuales tuvo su auge
(Perón, L.Cárdenas, el primer Paz Estenssoro, Goulart, Velasco Ibarra).
Notoriamente,
hay ciertas condiciones de lo cultural que permiten e impulsan el liderazgo
personalista en Latinoamérica. Nuestros países no pasaron por el protestantismo
con su insistencia en el albedrío y el destino individuales, sino por el
catolicismo y su fuerte raigambre comunitario-paternalista: es éste un dato no
menor en la constitución del imaginario acerca de lo político en nuestro
subcontinente.
A su
vez, hay otras condiciones que sí tienen que ver con lo económicosocial, y que
pueden ser factores que cointervengan en ese sentido: tenemos en nuestros
países a un amplio abanico de sectores sociales no ciudadanizados; los cuales,
por marginación, miseria, analfabetismo, etc. (factores no independientes entre
sí, por supuesto), no participan en absoluto del acceso a los bienes y
servicios que se supone son propios de quien está integrado a lo social. El
resultado es esperable: por una parte, la expectativa de algún salvador que
haga el milagro de salir de un golpe de la miseria y la exclusión; de tal modo,
la aceptación de liderazgos unipersonales carismáticos. Por la otra, ningún
apego por las formas republicanas establecidas: ellas se aparecen abstractas,
resultan efectivamente ajenas, desconocidas en su funcionamiento, y evidenciadas
como ineficaces para resolver los problemas cotidianos. Por ello, a estos
grupos sociales tales formas institucionales no les importan en lo más mínimo;
una condición muy diferente de la que acaece con las poblaciones muy
mayoritariamente integradas y letradas que se encuentran en las sociedades del
capitalismo avanzado de democracia parlamentaria.
Por otra
parte, la debilidad de la sociedad civil en nuestros países, hace que el
parlamento –tanto como el sistema político en su conjunto- pueda desligarse
fácilmente de las ataduras que otros sistemas tienen frente a sociedades con
mayor peso para presionar. Las instituciones del sistema político en
Latinoamérica son fácilmente colonizadas por el capital y el consiguiente peso
e influencia de los más poderosos, descuidándose así la necesidad de una
legitimación relativamente universalista, que incluya a todos los sectores
sociales.
Esto
también colabora al descreimiento colectivo respecto de las formalidades de la
democracia parlamentaria, las cuales no funcionan de igual manera que en
sociedades que son menos polarizadas, y más escolarizadas. […]
Lo
cierto es que el populismo, pasada su versión de los años setentas, ha mostrado
que no hay modernización que le impida reaparecer –contra lo que se imaginó en tiempos
del desarrollismo-; y, por cierto, que está muy lejos de ser “irracional” o
siquiera “a-racional”, como plantean no pocos autores, de manera
explícita o implícita. Llamar irracional al seguimiento carismático es sostener
una noción perimida y mínima de lo racional, que limita esto a lo intencional-consciente;
según esa versión sería racional sólo lo previamente “razonado”. […]
[…] (Estos
líderes) a partir de una situación nacional especialmente antagónica, en un
determinado momento aparecían como salvadores de la Nación, al ponerse por
encima de las fracciones en pugna. Se trataba también de un liderazgo advertido
como providencial, que podía –según el caso- ser conservador o progresivo. […]
[…] el
populismo siempre incluye un enemigo “externo” a la Nación misma, y por ello,
no necesariamente proviene de un antagonismo interno previo, aun cuando en
muchos casos se dé este último fenómeno (caso de Perón en Argentina desde 1943
hasta llegar a la presidencia en 1945). […]
Por otra
parte, los populismos no son expansivos; implican privilegiar al pueblo sobre
las elites, pero no al propio pueblo por sobre los pueblos vecinos (o no
tanto), como sucedió en el caso del nazismo.
Asumiendo,
entonces, la inherencia del populismo a ciertas condiciones sociohistóricas que
lo hacen muy predominantemente –aunque no exclusivamente- latinoamericano, y en
todo caso propio del capitalismo periférico, está claro que ha habido
populismos conservadores (el caso de Velasco Ibarra en Ecuador es preciso al
respecto), y otros progresistas (en su tiempo, podemos agregar Torrijos a
personajes como Cárdenas o Perón).
A su
vez, el “populismo radical” al que ahora asistimos es inédito previamente: con
referencias al “socialismo del siglo XXI” en Chávez, o a hermanarse con la figura
del Che Guevara en el caso de Evo Morales, o al hablar de “socialismo” el día
de la asunción como Correa, esta vez el populismo realmente existente mantiene
la veta del liderazgo personal y el rechazo –no siempre explícito- a la
mediación parlamentaria.
Pero en
esta ocasión histórica tiene un tinte anticapitalista mucho más marcado que el
de sus antecesores, los mejores de ellos reformadores al interior del
capitalismo mismo. No por nada Condoleezza Rice ha hablado de los populismos
radicales como el nuevo enemigo de los intereses estadounidenses en
Latinoamérica.
Populismos
que (a pesar de lo atacada que ha sido su denominación) constituyen modos
definidos de asunción de los intereses de los sectores subordinados,
efectivamente mayoritarios en sus respectivas sociedades. Los cuales –muy imperfectamente,
por cierto, pues las realidades sociales en las que se insertan distan de ser
perfectas- son modos de ejercicio democrático mucho más genuinos que las
sedicentes democracias parlamentarias, las que más de una vez son casi
exclusivamente una cortina de legitimación de la explotación y la desigualdad
social extremas.
a.
Según Follari, ¿Cuáles son las razones por las que el
populismo siempre vuelve en América Latina?
b.
¿Qué diferencias establece entre los populismos?
¿Cuáles son los principios básicos?
c.
¿Qué personajes políticos menciona como populistas?
4.
Analiza las diferentes opiniones sobre el
populismo.
https://elpais.com/diario/2005/10/14/opinion/1129240807_850215.html
https://elpais.com/elpais/2017/05/30/opinion/1496169543_500652.html
https://www.youtube.com/watch?v=MZYEFNMdxG4
https://www.lanacion.com.ar/opinion/una-oportunidad-para-frenar-al-populismo-nid1771131
https://elpais.com/elpais/2014/11/04/opinion/1415132749_364183.html
https://www.lanacion.com.ar/opinion/ernesto-laclau-el-populismo-garantiza-la-democracia-nid719992
a.
¿Cómo define y argumenta cada autor su idea/conceptualización
de “populismo”?